EL SUEÑO DE LA HUMANIDAD


La evolución de la conciencia consiste en un trabajo de recuperación de la memoria original o primitiva.

Para que se produzca esta evolución, el primer paso será conocer, conocer no depende de la cantidad sino de la calidad y la capacidad de asunción de la calidad, dependerá del nivel del Ser.

Ouspensky nos dijo por boca de Gurdjieff que, en la cultura occidental se considera a un hombre un gran poseedor de saber a un hombre de ciencia, un experto en el campo de la investigación. Pero este hombre puede ser un gran mezquino, agresivo, mentiroso, egoísta. La gente no comprende, nos decía, que el grado del Saber depende del grado del Ser.

Para ilustrar mejor lo expuesto, y abrirnos a la idea que poseer mucha información no es estar en posesión del conocimiento, encontramos descrita esta diferencia entre conocer el camino y andar el camino en la Parábola del Buen Samaritano http://laparabola-elsamaritano.blogspot.com.es/ Queda reflejado que “cumplir el espíritu de la ley, es mucho más importante que cumplir la letra de la ley".

Para Conocer es necesario primero aprender a Ser y para ello es necesario el compromiso con uno mismo, disciplina y discernimiento (a priori). La esclavitud de la que habla Morfeo (Matrix) es la esclavitud de la Mente; es la mente del predador que relata “Don Juan” a través de Castaneda; es el parásito del cual nos habla Miguel Ruiz en sus cuatro acuerdos. Salvador Freixedo intenta abrirnos los ojos con su “Defendámonos de los dioses”. Las culturas ancestrales conocían esta mente y la sumisión del humano frente a ella.



El intento de despertar es entonces  el proceso mediante el cual ha de desarrollarse el ser humano. Si este ha decidido dejar la esclavitud de la mente, le espera un proceso largo, laborioso y nada grato de caminar ya que el individuo conocerá su propia mecanicidad. Verá de cómo la mente se sirve para crear aquello que le sirve de alimento y como caemos una y otra vez en las profundidades del sueño.

Mouravieff dejó claro que los requisitos para la búsqueda del Camino o despertar son cuatro, a saber; un propósito firme, discernimiento, disciplina de acero e iniciativa. Aquel que de entrada no tenga esta disposición, aquel que se crea que despertar es acumular datos, libros y cursos, está equivocando la ruta, ni siquiera empezó a caminar.

Nuestro diseño de "humano" tiene una finalidad, y esta es la de permanecer dormidos. Entonces trabajar para ir en contra del diseño no es, como nos quieren hacer creer en algunos círculos; un “fluir”, sino todo lo contrario. Nos relataba Castaneda en una de sus entrevistas; la vida es lucha, la primera de todas las batallas se realiza antes de nacer, solo un espermatozoide contracorriente, librará la primera batalla de su vida para pasar de un estado de conciencia a otro superior. Solo aquellos que fluyeron y se dejaron llevar por la corriente, pasarán al torrente sanguíneo y permanecerán en el mismo nivel de conciencia de donde procedían.

Tampoco es, como intentan inculcarnos las religiones en general, qué nada podemos hacer ante la divinidad y lo mejor es no resistirse y abandonarse en las manos del creador, porque de él depende la vida y la muerte. Por dos motivos no tenemos que seguir esta aseveración; el primero, el abandono del que estamos hablando le viene muy bien a la mente “como no puedo hacer nada, me relajo”. Nos ausentamos de la responsabilidad del propio crecimiento interior, ya que cualquier cambio que suceda, siempre viene desde fuera (dios). El segundo motivo nos crea una duda ¿el creador al cual nos deberíamos abandonar, se trata del mismo que nos diseñó? ¿Estamos pues hablando de las mismas entidades o energías o quizá no? En manos de quien entonces nos debemos abandonar?

El estado de dormidez nos aboca a una sola realidad muy concreta, donde experimentamos un nivel de conciencia acorde a la domesticación recibida por nuestro entorno socio-cultural. Esta realidad subjetiva de la que cada individuo forma parte, le sirve para llevar a cabo una interpretación de su propia vida limitada y ociosa, donde la mente incitará a buscar actividades para mantener al receptáculo entretenido y que no haya tiempo ni espacio a la gestación de ideas o pensamientos propios.

Distraerse = Divertirse: Del latín “divertere”, dar giro en dirección opuesta, alejarse.
¿De qué suponían en la antigüedad que el humano se alejaba? Qué dirección opuesta a la que hasta entonces transitaban hacía que se convirtiera el proceso en “divertere”?

En definitiva, la ruta a seguir tiene trazos donde a veces el camino queda difuminado y no se distingue, es únicamente una parte más del camino; una noche oscura, “la noche que al borrar los límites de las formas nos evoca lo eterno, símbolo de la negación del alma, o del absoluto vacío espiritual, un alto en el camino necesario para tomar aliento y continuar. Si lo dejamos todo en manos de “dios” como algunas religiones pretenden, nos libramos de la responsabilidad del trabajo interno. Si nos dejamos “fluir” como otro tipo de pseudoreligiones que emergen nos animan a practicar, no hacemos otra cosa que permanecer en el sueño, puesto que la ausencia de Trabajo no provoca en el humano ninguna modificación de estructura, y solo del fruto del esfuerzo pueden producirse los cambios en el individuo. 

Todo aquello que tiene que ver con el disfrute de los sentidos, puede momentáneamente producir, al igual que una dieta de adelgazamiento sin esfuerzo por parte del o la practicante,  un sensación agradable de haber conseguido el objetivo,  que con el tiempo se convertirá, en el indeseado efecto rebote, es decir, igual o peor que al principio.

Marga Farró
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